Sientes que cada una de las mil personas que se encuentran a tu alrededor y dicen quererte parece no tener un pase privilegiado a tu interior, a tu propio mundo; cerrado a cal y canto por un candado y mil obstáculos que intentan protegerte de lo que no te ilumina. Te encuentras encerrado en la prisión de los días, que se niegan a subordinarse al paso del tiempo, y a la presencia de noches sombrías que te arropan en la agonía. Y los recuerdos ya no sirven de ayuda, crees que te mienten, que no te son sinceros. Y las imágenes se van disolviendo cada instante, emborronándose cada vez más, mientras esperas señales que sabes que no verán la luz. Y las intenciones te defraudan al no ser hechas realidad por sus dueños.
viernes, 31 de octubre de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)