miércoles, 31 de agosto de 2011

viernes, 29 de abril de 2011

¿A dónde vas?

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miércoles, 9 de febrero de 2011

nueva entrada en el blog por culpa de cierto vicio a arthur rumbaud (L) www.lasletrasahumadasdesu.blogspot.com

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sábado, 1 de mayo de 2010

East End, 1887.


Láquesis sentencia el declive de Abril. Abril infame, Abril licuado. Frente a la última rebelión de las saetas, Abril se desvanecía como quien nunca llegó a ser más que una columna baldía jugando al escondite. Pero aquel tañido no trascendía hasta los corazones rasgados del East End de Londres.

Los callejones, esbozados sobre un lienzo de inmundicia y suciedad, eran testigos de la vorágine que inundaba cada esquina; las fachadas necrológicas mantenían su mirada permanente sobre cada trance, habiéndose consumido con pretextos en forma de grietas, y el libertinaje que escapaba exhausto de cada antro desprendía un matiz tintado de gris. La cadencia discordante de los pianos y la serenata de una armónica olvidada se entremezclaban con la brisa que arrullaba el griterío de los marginados.

La incertidumbre que vagaba por el resplandor de las farolas apenas le permitía a éste perforar la oscuridad e iluminar las figuras desaliñadas que se recortaban sobre aquel escenario de mártires y verdugos. El látigo se hacía llamar hambre, errante famélico que arrastraba de su mano el desacierto de aquellos dispuestos a matar por dos chelines y un compás.

Las mujeres eran carne de viento enfurecido. Normalmente enfermizas y con el alma olvidada entre tanto quebranto, quienes tenían la suerte de poseer cierto atractivo y el lujo de poder permitirse un vestido decente buscaba clientes en Whitechapel, entregándose sin contrariedades por un par de peniques.

Hayley Rolland maldecía el primer instante en el que había impregnado su tráquea del oxígeno de la gran ciudad.

lunes, 22 de febrero de 2010

Metáforas imprudentes

Que el vendaval doblegue recuerdos y cautive mi inherencia en una espiral de ráfagas evocadas. Que el gentío consuma drogas para excluir su inactividad cerebral. Que sean subordinados a un beso desazonado para drenar tantos noviembres. Las agujas, a contrareloj. Y el compás descomedido del violín que ahorcó sus cuerdas en busca de un atril estable, atestado de partituras anónimas y cenizas, sumido en un silencio de corchea. Ebria de vesania y exaltada por quimeras. Las palabras, calibradas. Con vértices de realidad. Trepando por mi garganta, horizontes de vértigo infinito. Y las ganas de fumarme el resto del tiempo.

jueves, 21 de enero de 2010

Glacial


Captura mi esencia y teletranspórtame lejos, más allá de Orión. Abstraigámonos en la constelación más difusa del hemisferio norte, subsistamos en Luyten.
Deshazme en matices de una escala de púrpuras con solo miradas. Llévame al Monte de las Ánimas por un rayo de luna, conponme el miserere y deletréame el nombre de quien colgó el mar de tus pestañas... Porque el subjetivismo se enmaraña con mis palabras antes de ser deslizadas sobre el papel, y son fusionados en un "tú" sin escepticismos.
Imprégname de terciopelo añil y erígeme una escalera al centro de la tierra, espiemos el rumbo de una carretera hasta la desdicha. Regálame una road movie sin designación y diluiré acuarelas para pintarte una aurora boreal mezclando rubíes y violáceos, como si fuera nuestro último anochecer.

Vamos a soñar despiertos hasta que caoticemos la autenticidad con el sueño.