lunes, 5 de enero de 2009

Inexistencia del infinito

Transpasar los límites para hallar un rostro desencajado al otro lado del espejo, dueño de una mirada irreconocible. Verte como un desecho humano al borde de un precipicio, con un corazón más pesado que la pluma de Maat.
Borracho del conocimiento de la destrucción, de lo que se encuentra más allá de lo que nuestros ojos pueden ver. De lo que Nyx oculta entre las sombras.
Te transformas en un ente inferior, masa de caos y suciedad. Nadie puede distinguirte entre los demás.
Y el dolor más corrosivo es el recuerdo de que una vez poseíste ese algo que te hacía brillar, hasta cegar la vista de los que estaban a tu alrededor; que fuiste discordante, único e inimitable. Singular. Te creíste inmortal. Pero ahora te encuentras sentado al borde de un precipicio, con la mirada fija en las Keres.

Como el resto de la humanidad. Es la pérdida de uno mismo.

1 comentario:

unai dijo...

joder, cada vez estoy flipando mas, es algo increible leer tus escritos sigue asi